jueves, 11 de febrero de 2016

Fotografías.

La niña del vestido amarillo rodó, convirtiéndose en cada espacio que sus manos reconocían como escondite. Pero ningún hueco era suficiente, pues siempre acababa por ser descubierta. No había nada mejor que aquellos segundos de espera, cuando, con los ojos cerrados, solo podía imaginarse redonda, oscura e invisible, en un espacio de tiempo en el que solo se oía su respiración. No sabía qué mano, derecha o izquierda, la golpearía en el hombro, como un pellizco de realidad poco amable. Si la luz aportaría una tonalidad más clara a los ojos del cazador, o seguirían siendo del mismo marrón intenso.

- Te toca.

Algo la llamó desde arriba. Levantó la cabeza sin demasiada prisa, observando sus pies desnudos. Era un acto reflejo que ponía en práctica cada vez que caminaba por la calle. Le asustaba la idea de llegar a conectar con algún extraño, creando un vínculo secreto, agudo, que solo ellos dos reconociesen aún cuando dormían. Pocas veces se había atrevido a tomar a alguien de su mano, pues sabía que cuando lo hiciese, sería para no soltarla nunca. O  muy despacio.

Sopesó la idea de echar a correr, no vacilar. Deseó ser incorpórea, para no tener que enfrentarse con lo que siempre había sabido, temido y guardado. 'Estaré bien mientras que no lo mire a los ojos', pensó con fuerza.

Años más tarde, se dejó alcanzar.

martes, 15 de septiembre de 2015

You're so soft you ignore the knives, the kiss behind the light waves. There is a certain calm in the way you treat a lady; you don't know how to stop her hands. She could get hurt by the way you refuse her, so you let her. 

And the sky is the same blue, so it is the feeling of a wanderer. Waiting everyday for a piece of something no one ever owns. But you let her.

martes, 14 de julio de 2015

De lo raro que es vivir y lo normal de la vida.

Esta mañana un chico leía en el parque. Una parte de mí no ha podido evitar generar un posible acercamiento para preguntar por el título, si le estaba gustando, qué fragmentos le habían hecho pensar. La otra parte -¿racional?- ha sido rápida en negar la movilidad de mis pies. Resultaría extraño. Va a pensar que te aburres mucho. ¿Es que no tienes vida o qué? (Menos mal que el monólogo solo es ofrecimiento literario posterior). Catapulté este último a la validez de lo inamovible: el miedo. He reflexionado entonces acerca del significado de extraño...

¿Qué entendemos por extraño? ¿Lo desconocido? ¿Supone una muerte inherente acercarse al prójimo por la ensordecedora curiosidad de un detalle que ha captado tu atención? (Algunos sufrimos este problema).  

Los turistas preguntan la situación de una calle. En la cola para entrar a cierto museo el decimoquinto bromea con el anterior, y el que le sucede. Quien no lleva reloj -bendición- pregunta por la hora a cualquier viandante. La cajera, novelista por la noche, consulta qué método de pago prefieres. Aquel señor de melena humedecida silba mientras el perro busca la forma de ganarse el cariño de su amo.

Dos adolescentes acaban de hacerse amigas al descubrir que no son tan malas como algunos cuervos decían. El coleccionista de sellos decide comprar sobres. Algunos se casan y otros mueren menos jóvenes. El amor, -este si que es raro- se enamora una vez y se equivoca. Y a la siguiente no es amor. Y la próxima supongo que no te la esperas.

Woody Allen dirige películas. El miope lleva gafas. Cuando no, usa lentillas. Cuando ambas fallan, toca enfocar.

El escritor escribe. Reescribe. Vuelve a escribir. Escribe cosas buenas y malas. Muy malas. Pésimas. Es un tipo extraño el escritor este. Las novelas abrazan a la vida y sin embargo nunca es suficiente. Siempre aparece el personaje desubicado, boquiabierto, a esperas de que la nieve llueva en verano.

-Mira ese, -me dice una amiga- por la forma de andar diría que no es de aquí.

Y es que al conocimiento se le escapan muchas cosas. Se le olvidan las preguntas, se le olvida preguntar. Conocer es acercarse. Para conocer se debe indagar. Mirar a los ojos y cavar hacia adentro. Guardar las llaves en el bolsillo roto, escuchar. Acariciar la aspereza de un encuentro fortuito.
Apuesto a que menos cosas se soltarían entonces en pleno vuelo. 

Pero oigan, a mí ni caso.  
(Sed felices)


jueves, 25 de junio de 2015

But please, mum, let me be.


-Pero mami, ¿no es verdad que las diferencias son buenas?

Martina miró los garabatos desordenados en su escritorio, los libros que aún no tenía edad para leer. Su madre siempre decía que algunas cosas solo pueden ser entendidas con el tiempo, pues él organiza sin ser visto. Se preguntaba cuánto duraría no poder contestar a las preguntas de los mayores, lanzarse desde el tobogán más alto en verano, acudir a las conversaciones que comprendía, pero que no le dejaban conocer. El tiempo es un niño malo - pensó- un niño sin amigos.

Ser pequeño convertía la opinión de los demás en la más importante, un hecho de Estado, una palmadita a sí mismos que nada tenía que ver con un pincel. Deseaba poder salpicar alrededor de los límites, traspasándolos.

-Imagina un lienzo en blanco, impecable. Ninguna aspereza mancha sus esquinas. Existe armonía en todas sus partes. Entonces, una pincelada invade el espacio. Pero no se trata de un trazo limpio, tampoco del mismo color. La paleta está sucia, el diseño ya no será uniforme.

-Pero mami, los colores lo hacen todo mucho más divertido. Nuestro profe dice que lo diferente es bueno, lo diferente resalta a la luz.

Mamá le cogió de los hombros, como aquellas veces en las que es reprendida por contestar. Trazó una caricia desde el borde de su nariz.  

-Algunas obras se aprecian con el paso del tiempo. La mayoría de veces nadie es capaz de ver su encanto en el mismo momento en el que han sido creadas. O puede que estén destinadas al olvido y la indiferencia. Lo sabrás cuando llegue el momento.

Alisó el cuello de su vestido y sonrió.

-Hasta entonces, tendrás que conformarte con lo que te enseñan en la escuela.


(...)


Martina sabe lo que es esperar y lo que los demás esperan de ella. El frío en los escalones de mármol y lo bien que huele la lluvia al romper. Conoce la diferencia entre saber y guardar silencio. Cuándo es mejor sonreír y en qué estación toca estar triste. 

Un pajarito le ha dicho que mamá es buena, mamá siempre dice la verdad. Aunque es sabido por todos que muchos pájaros mienten.


lunes, 18 de mayo de 2015

I.

Llevo meses intentando acabar una historia. He conocido el velar de unos puntos suspensivos, la pausa de un camino que no sabe hacia dónde va. Todos los finales que no quiero escribir, la dificultad de crear una trama consecuente. Y entonces...

II.

Abigail tiene una historia tras las orejas, pero no consigo acercarme. Si hay una plaza redonda, allí se encuentra. Observando las avenidas de lejos, calculando la distancia o el tiempo que le llevará memorizar cada una, para luego exprimir los edificios y hablar con la gente y conocer sus historias. Inventarlas acaso a partir de un gesto.

Algún día saldrá al papel, desde la punta de todos mis sentidos.

III.

Ayer estuve con S. andando y deshaciendo palabras. Bebimos unos tragos de algo marrón y me llevó a un recital. Roger Wolfe dijo que llega un punto de tu vida en que decides seguir viviendo o te suicidas. Y yo he optado por no dejar de escribir.