lunes, 7 de julio de 2014

Viernes, 4 de Julio de 2014.

Día II, 12:30 de la mañana

Aneurisma. Es la dilatación o rotura de una arteria.

La sala es larga, y a costumbre de otros días, hoy se mantiene casi desierta. Apenas cruzan unos cuantos familiares o médicos. Corre un aire frío y desnudo. Las sillas son verdes, alcachofas de plástico. Una enfermera rechoncha no para de bajar camas, mientras que otros pacientes esperan para pasar a Radiología.

La cirugía ya lleva una hora en proceso. Hora y media después el médico sale. Es rubio y humano; habla de arterias y cerraduras. Dice que todo está en orden, y pronuncia esa palabra básica en el diccionario de los impacientes. 'Esperar'.

Setenta y dos horas y un coágulo de sangre por desaparecer.


19:30 de la tarde

Ha empezado la hora de visita en la planta de reanimación. Una enfermera amable llama a los familiares. Dos por paciente. Nos tiende un par de batas y unos patucos verdes. Entramos en la sala y empiezo a usar mis ojos como un mapa ciego.


19:35 de esa misma tarde

Mi padre está monitorizado. Sigue siendo un montón de cables y agujas, aunque con más color. El líquido naranja ha desaparecido para dejar lugar a un tal Niflactol. Me presento gustosa y beso a mi padre. Se queja de la almohada y de una leve presión en la cabeza.

Media hora después el médico de guardia nos ha dicho que está listo para subir a planta. Mientras hablaba he detectado un tic nervioso en el labio inferior. Supongo que mentir está a la orden del día cuando no paran de operar a gente y las camas escasean. A pesar de mencionarle que el neurólogo dio la orden explícita de tenerle en observación, nos insiste. Una vez en planta vuelve a dormir.

El tiempo parece haberse distanciado.

2 comentarios:

  1. No sé por qué esta vez tengo la sensación de que nos hablas directamente desde tu epicentro. No estoy del todo segura, pero por si acaso.. espero que todo salga bien.

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Yo te digo dime , y tú me dices...