Sí, ya sabéis de lo que hablo. De ese olor petulante, amarillo como él solo, que se cuela despacito en tus pulmones, aún no habiendo probado uno solo en tu vida. Esa cortina de espacio, que va seguida por un adiós que se olvidó de su maleta, porque sabe que a veces es mejor partir de cero. Una calada descomunal a las baldosas, que se esfuerzan por no resquebrajarse y engullirte.
'Todo lo que queda de nosotros son cenizas'.
Está bien, teniendo en cuenta que fuimos nada más que humo.
Qué grande!! Como escribes...
ResponderEliminarMe gustó encontrar un comentario tuyo en mi Taller :)
Un beso!
Misma alegría verte aparcar por aquí :)
EliminarUn abrazo.