La última vez que te pensé,
estaba sentado
en un bar de la esquina,
divisando nenúfares para desahuciar
Una chica de pelo incendiado
se me acercó
preguntando,
qué tenían tus vértebras
que me hacían brillar así
No le hablé de tu sonrisa
ni de las veces que,
mirando hacia el frente,
tu cabeza se perdía de inmediato
entre la multitud
E,
inmediatamente,
lo sabíamos
Que nos faltaba tiempo
para perder los papeles
y gritarnos,
Poner a fuego lento y en duda,
silencio,
penumbra,
los meses tachados,
si es que no nos daba por prender
el calendario entero
Nos sobraba tiempo para encontrar absurdos,
pero siempre había domingos
donde sentar
y servir té
a la vacilación
Con ese te extraño
te imagino
te invento
La casualidad se hizo con nosotros,
y el tiempo solo quedó enrarecido
un poco más
que de costumbre
Así te abracé yo,
supongo,
con las manos abiertas para alcanzarte
y vacías de espera,
con ganas de dibujar la paciencia
en tus rodillas
La dulzura,
el azúcar,
la miel
Y entre todas las delicias
las sábanas,
los arrumacos festivos que nos damos sin follar,
aunque tú siempre conspirabas para no ser como ellas
La última vez que te perdí,
supe que era la definitiva
Y como nunca me gustaron las despedidas,
y tampoco llevaba reloj,
me comí a ese cabrón del adiós,
con sal
Es triste, pero me han gustado mucho los versos.
ResponderEliminarUn saludo! :)
Después de la tormenta, siempre sale el sol. Para todo lo demás, dejémoslo en un hola caducado.
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