A estas alturas, yo ya sabia de su afán por la duda impertinente, los macarrones con queso, el cepillo de dientes enfurruñado, naranja. Los besos en la cocina, no muy pesados. La costumbre lejos de la cama.
Fuente de la foto: Tumblr |
Se soltaba el pelo, que no su forma de disimular. Le bailaba hasta los hombros, finos como porciones de pan sin hornear. Y entonces se sentaba frente a mí, abría mucho los ojos, casi desorbitados. Hablaba del otoño, de las hojas malheridas, de todas esas canciones que habían salido ilesas de él, del frío mañanero y astuto, que obligaba a uno a cubrirse con un jersey, en caso de no disponer de unos brazos cercanos. Del daño que había causado el verano, tan poco indulgente, parecía hacer sombra a su compañero de estación posterior.
'Ya es octubre', decía.
'Y seguimos en pie', concretaba yo.
Solo lo he leído una vez, lo suficiente para que me diera un escalofrío de asombro de lo bonito y bien redactado que es este apartado.
ResponderEliminarYa es octubre, ya ves, y el frío que escarcha las amapolas y las margaritas promete empezar a calar en los huesos. Ya es octubre decias
ResponderEliminar