Día II, 12:30 de la mañana
Aneurisma. Es la dilatación o rotura de una arteria.
La sala es larga, y a costumbre de otros días, hoy se mantiene casi desierta. Apenas cruzan unos cuantos familiares o médicos. Corre un aire frío y desnudo. Las sillas son verdes, alcachofas de plástico. Una enfermera rechoncha no para de bajar camas, mientras que otros pacientes esperan para pasar a Radiología.
La cirugía ya lleva una hora en proceso. Hora y media después el médico sale. Es rubio y humano; habla de arterias y cerraduras. Dice que todo está en orden, y pronuncia esa palabra básica en el diccionario de los impacientes. 'Esperar'.
Setenta y dos horas y un coágulo de sangre por desaparecer.
19:30 de la tarde
Ha empezado la hora de visita en la planta de reanimación. Una enfermera amable llama a los familiares. Dos por paciente. Nos tiende un par de batas y unos patucos verdes. Entramos en la sala y empiezo a usar mis ojos como un mapa ciego.
19:35 de esa misma tarde
Mi padre está monitorizado. Sigue siendo un montón de cables y agujas, aunque con más color. El líquido naranja ha desaparecido para dejar lugar a un tal Niflactol. Me presento gustosa y beso a mi padre. Se queja de la almohada y de una leve presión en la cabeza.
Media hora después el médico de guardia nos ha dicho que está listo para subir a planta. Mientras hablaba he detectado un tic nervioso en el labio inferior. Supongo que mentir está a la orden del día cuando no paran de operar a gente y las camas escasean. A pesar de mencionarle que el neurólogo dio la orden explícita de tenerle en observación, nos insiste. Una vez en planta vuelve a dormir.
El tiempo parece haberse distanciado.
No sé por qué esta vez tengo la sensación de que nos hablas directamente desde tu epicentro. No estoy del todo segura, pero por si acaso.. espero que todo salga bien.
ResponderEliminarSuerte,.,. Y fuerza
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